miércoles, 31 de octubre de 2007

¿Quién es Carlos Bueno?


Muhammad Abdul Ahmed, una historia de vida

(Informe especial, Kabul) Charly Good no pasó desapercibido por su carácter combativo en su llegada a Boca. Muchos se preguntaron quién era este uruguayo que arribó en el Buquebús de la mano de Paco Casal, el empresario dueño del fútbol de la vecina orilla. En los primeros días el trato de sus compañeros fue distante y el técnico Miguel Russo atinó a expresarle solamente su idea futbolística y el lugar que iba a ocupar en el equipo. Quizás por respeto, nadie, ni la prensa sensacionalista se animó a indagar en los verdaderos orígenes de Carlos Eber Bueno Suárez.

Muhammad Abdul Ahmed nació en un campo de refugiados de Pakistán y allí aprendió de niño la lucha de guerrillas y se preparó para la toma de Kabul, la capital de Afganistán en una enérgica acción militar. Dueño de una fuerte personalidad, forjada en las calles de Islamabad, se rebeló de pequeño al líder Talibán, Mullah Dadullah. Oprimido por un destino de guerra y muerte, y bajo el régimen dictatorial de Pervez Musharraf, Muhammad (luego llamado Carlos Bueno) emigró al sur atravesando una zona desértica sobreviviendo a base de provisiones de tikka kebab (carne asada y adobada) e Iassi (bebida elaborada a base de yogur frío batido con agua).

El puerto de Karachi fue el punto de partida que cambió el destino de Muhammad. Decidido e emigrar a otro futuro mejor, se convirtió en polizón de barco pasando días sin agua y comida y luchando contra el embate de las olas y los tiburones, peligrosos predadores marinos. El Carcharodon carcharias o más familiarmente conocido Tiburón Blanco, puso en peligro su vida día y noche. En esos días de soledad y espera, cantaba el tema musical Dame la botella, de Matari: "dame, dame, dame, dame, dame, la botella / que bella es la vida con este sabor / sé que tú me tienes por un tipo corriente, valiente, reluciente / pero yo soy indecente navajero, barriovajero, pistolero e intruán / soy el polizón del barco sin rumbo ni capitán / soy un barquero malo que te llevará a mal puerto / yo soy ese pirata con los dos ojitos tuertos".

Casi sin fuerzas para luchar por su vida, una mañana Muhammad percibió el vuelo de palomas sobre su cabeza y divisó algo en el horizonte. "¡Monte vide eu!" (Yo he visto un monte) gritó, como lo hiciera hace siglos un marinero anónimo portugués perteneciente a la expedición de Fernando de Magallanes. Y estaba en lo cierto, había llegado a Montevideo, capital de la República Oriental del Uruguay. Eber Bueno, un ex puntero derecho del club Bella Vista, decidió adoptarlo e inculcarle la cultura charrúa, con termo abajo del brazo y mate en mano.

Así, rebautizado con el nombre de Carlos Eber Bueno Suárez, empezó a patear una pelota en el departamento de Artigas, al norte del territorio, sobre suelo de basalto, parte del manto volcánico que cubre 800.000 km² en la cuenca de los ríos Paraná y Uruguay. A medida que aprendió el idioma, su pasión por el fútbol fue creciendo y se fue a probar en Wanderers de Artigas. Poco tiempo después, volvió a Montevideo en 1997 para una prueba en Peñarol. Ahí comenzó su carrera vertiginosa en el Manya, donde debutó a menos de un mes de haber llegado, al año siguiente fue convocado por Víctor Púa a la Selección juvenil. Fue campeón uruguayo en 1999 y 2003 mientras que en 2004 fue goleador del campeonato uruguayo con 26 tantos sumando Apertura, Clausura, Repechaje, Clasificatorio y Reclasificatorio.

Charly Good vivió sus años más felices en Peñarol y a modo de homenaje lleva el escudo del Mirasol tatuado en el corazón. Pero las penurias vividas en Pakistán dotaron a Carlos Eber de una personalidad especial. Se asoció con Paco Casal, el representate uruguayo más famoso y dictador del fútbol uruguayo. Ya desde niño, Casal demostró su amor por los negocios: era uno de los alcanza pelotas en el estadio Centenario, cuando se jugaba un partido de Copa Libertadores. Antes que comience un juego, un dirigente reunió a todos los niños y les dijo que demoren en devolver la pelota, ya que en el encuentro de la ida habían ganado por 1 a 0. Paco le preguntó ¿Y nosotros que ganamos con eso? Luego de conversar un rato llegaron a un acuerdo: ellos tardarían a cambio de un reloj de la conocida marca suiza, Swiss Army.

Peñarol tenía en ese entonces tres jugadores muy buenos: Cristian "Cebolla" Rodríguez, Joe Bizera y Carlos Bueno, el valor de los tres rondaba los 9 millones de dólares y el club era dueño exclusivo de sus pases. El mafioso Casal se apoderó de ellos; vendió a Rodríguez y Bueno al PSG de Francia y Bizera al Cagliari de Italia. La justicia falló en contra de Peñarol que no cobró un peso por los derechos de formación, tuvo serios problemas económicos que lo dejaron al borde del descenso. Todos fueron declarados personas no gratas.

En Francia, Charly Good jugó apenas 12 partidos por lo que tuvo mucho tiempo libre para pensar. En su cabeza y en su corazón sintió la necesidad de reencontrarse con sus raíces y el niño Muhammad que llevaba dentro. Volvió a Pakistán, pero ya no era lo mismo, la guerra y la desolación eran parte del paisaje cotidiano. Se trasladó a Kabul, ciudad tomada por los Talibanes y se unió a sus filas. Junto a ellos conquistó la capital afgana implantando el régimen islámico y sorprendiendo al mundo con las voladuras de los budas gigantes de Bamiyán. "Lo que destruimos son sólo piedras", dijo Bueno.

De vuelta en Francia y sin chances de jugar, fue cedido a Sporting de Lisboa de Portugal. Jugó una quincena de partidos pero se lo recuerda por haber marcado 4 goles en 15 minutos al Nacional Madeira (eran de madera realmente), que en realidad fueron 3, porque el primero había sido en contra. Chapeó con un gol que hizo en Champions League contra el Dynamo Kiev de Ucrania, pero fue deportado por sus actitudes violentas y su carácter irascible.

Al al límite del cierre del libro de pases, Paco Casal convenció a Mauricio Macri de sus virtudes y lo ubicó en Boca. En el partido contra Gimnasia de Jujuy le aplicó un golpe de puño al arquero y otro a un defensor, pero zafó de la roja porque el árbitro no se percató. Apenas dio una asistencia de gol para Boselli, pero en la selección uruguaya la rompe, como lo demostró en el partido ante el poderoso Bolivia (5 a 0) por las Eliminatorias. "En ataque me muevo por todos lados, peleo todas las pelotas, no doy ninguna por perdida. Me gusta entregarme al máximo pero no soy ningún loco de la guerra". Sus compañeros todavía lo miran de reojo.

1 comentario:

  1. q pasa con charly good argentinos de mierda aguante peñarol tricampeon del mundo y pentacampeon de america giles

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